La alimentación consciente o “mindful eating”, es un proceso de cambio y toma de control de nuestra relación con lo que comemos y la forma en cómo lo hacemos.
La alimentación consciente o “mindful eating”, es un proceso de cambio y toma de control de nuestra relación con lo que comemos y la forma en cómo lo hacemos.
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¿Te has preguntado por qué prefieres comer ciertos alimentos? o ¿cuál es la forma que acostumbras a comerlos?
Muchas veces, comer es algo tan rutinario que, por decirlo de alguna manera, lo hacemos de forma automática.
Comemos porque necesitamos alimentarnos, no cabe lugar a dudas.
Sin embargo, otras tantas veces comemos por comer; nos sentimos tentados o ansiosos y lo confundimos con hambre.
El mindful eating, a grandes rasgos, consiste en tomar control sobre nuestra relación con la comida, buscando desarrollar plena consciencia de cómo realizamos este acto tan natural.
Si lo que buscas es una dieta especial, mindful eating no lo es.
A su vez, tampoco tiene como propósito bajar de peso, aunque puede ser una consecuencia de este estilo de vida.
Tampoco es una etiqueta temporal, un grupo con membresía, ni necesitas vestirte de un modo especial.
Primero, mindful eating es una manera de relacionarnos con la alimentación.
Se enfoca, principalmente, en un cambio en el estilo de vida personal, no en una dieta específica.
En segundo lugar, este cambio en el estilo de vida busca que tomemos consciencia sobre la forma en que comemos y los alimentos que ingerimos.
El hecho de tomar conciencia nos conduce, en tercer lugar, a descubrir nuestros patrones, creencias, hábitos, rutinas y valores -entre otros- sobre la alimentación; sin conocerlos, no podemos cambiarlos.
Finalmente, con estas herramientas, podemos prestar plena atención a lo que comemos y cómo lo hacemos.
Lo anterior genera un impacto sobre lo que escogemos para comer, cómo lo preparamos y cómo lo comemos.
El proceso de mindful eating no es de un día para otro.
En ese sentido, es un cambio que requiere tiempo y paciencia para entender nuestra relación con la comida y con el hambre.
Para apoyar el proceso, podemos realizar algunas acciones que nos ayudarán a desarrollar la consciencia sobre nuestra alimentación:
La sensación de hambre, muchas veces, se debe a la deshidratación.
Beber agua antes de comer ayuda a disminuir la ansiedad y, en consecuencia, descubrir si el hambre que sentimos es tan grande como creemos.
¿Has oído el dicho “la comida entra por los ojos”?
Cuidar la presentación de lo que comes es importante para la estimulación visual.
De esta manera, comer te resultará más placentero y, en efecto, obtendrás mayor satisfacción.
Comer puede considerarse un ritual y, como todos los rituales, tiene sus tradiciones.
De acuerdo con ello, es que comer en el lugar destinado para hacerlo y sentarnos, ayudan a tomar consciencia sobre este acto.
Además, es importante comer sin distracciones para concentrarse 100% en el ritual; sin celular, sin televisión, sin el computador.
De este modo, podrás tener mayor consciencia del momento y discernir si ya estás satisfecho; no es necesario sentir que ya no puedes comer más para estarlo.
Darse el tiempo de masticar muy bien los alimentos y saborear lo que comemos, contribuye a comer menos cantidad, ya que el cerebro detecta señales de saciedad.
Tener una alimentación equilibrada y saludable es la base para mejorar nuestra relación con la comida.
Comer alimentos en abundancia sin control, sentir ansiedad por comer o culpabilidad después de hacerlo, son señales que debemos atender.
En caso contrario, no sentir deseos de comer o practicar dietas de carácter extremo, son señales que requieren alguna intervención.
Cuida tu salud. Si percibes estas señales, buscar ayuda profesional es prioridad para prevenir o tratar los distintos tipos de trastorno de la conducta alimentaria.
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