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Los parásitos pueden provocar parasitosis, que son infecciones en el intestino u otras zonas causadas por estos organismos. En este artículo te mostraremos 9 enfermedades, sus causas y consecuencias en la salud.
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En primer lugar, recordemos que un parásito es un ser vivo que vive a expensas de otro de distinta especie.
Como se alimenta de las sustancias que produce el hospedador, este puede sufrir daños en su salud.
Este tipo de parásitos penetran la piel, generalmente, a través de los pies.
Esto ocurre como consecuencia de caminar descalzo sobre superficies contaminadas, como tierra con heces.
La infección se denomina anquilostomosis y puede provocar anemia, déficit de nutrientes y pérdida de proteínas.
Los nemátodos que la producen son: Necator americanus, Ancylostoma duodenale, Ancylostoma ceylanicum y Ancylostoma braziliense.
La enterobiasis también es a causa de un nemátodo, conocido como Enterobius vermicularis.
Se transmite a través del contacto anal-oral; por medio de relaciones sexuales anales, de la tasa del baño, las alfombras, la ropa o los muebles, entre otros.
En su mayoría, causan prurito anal, lo que puede dificultar el sueño, irritación e infección alrededor del ano e irritación vaginal en mujeres.
Además, puede provocar pérdida del apetito y de peso, pero no es común.
Es provocada por el nemátodo llamado Ascaris lumbricoides.
Del mismo modo que la anquilostomosis, estos parásitos se encuentran en la tierra, pero no penetran la piel, sino que se deben ingerir.
Por lo tanto, puede ocurrir a través de alimentos y bebidas contaminadas, o por ingerir tierra directamente.
Por otro lado, puede producir vómitos, fiebre, dificultad para respirar (o emitir “un pito” al respirar), hinchazón y dolor abdominal.
La infección por estos parásitos también se transmite a través de la tierra.
Es causada por el nemátodo Trichuris trichiura, el que debe entrar por la vía oral en las personas.
En los casos más graves, puede provocar anemia, anorexia, desnutrición, dolor abdominal y diarrea.
Los parásitos del tipo Strongyloides son la causa, los que se encuentran en el agua o en el suelo.
Este tipo de parásito entra al cuerpo a través de la piel.
Por lo tanto, puede producir erupción cutánea, además de diarrea, vómitos, pérdida de peso, dolor en el abdomen y tos.
Este tipo de parásitos, llamados Echinococcus granulosus, suelen estar en lugares de crianza de ganado, donde hay perros que se alimentan con partes contaminadas de animales.
De este modo, es el perro el que generalmente transmite estos parásitos al humano.
Las heces de un perro infectado pueden mezclarse con alimentos, agua, o quedar en el pelo del animal.
Esta infección produce quistes en el hígado, provocando dolor, fiebre o ictericia.
Además, puede provocar quistes pulmonares, y en consecuencia, producir tos con sangre o con vómito.
La causa de esta infección es por los parásitos llamados Capillaria philippinensis.
Puede ocurrir cuando se come pescado crudo infectado con estos parásitos, los que se alojan en el intestino.
En primer lugar, generalmente causa dolor abdominal y diarrea líquida (o acuosa).
Sin embargo, si no se trata debidamente, puede provocar inflamación en el intestino y destruir las vellosidades que absorben los nutrientes.
Por lo tanto, provoca pérdida de proteínas y malabsorción de nutrientes.
Estos problemas pueden conducir a la muerte por desnutrición o insuficiencia cardíaca.
Esta infección por parásitos también se contagia, generalmente, por comer pescados crudos o poco cocidos.
Es causada por Clonorchis sinensis y puede provocar dolor estomacal entre las costillas y el ombligo.
Además, puede provocar que el hígado aumente su tamaño, condición llamada hepatomegalia.
Otros síntomas son, por ejemplo, fiebre, escalofríos y diarrea.
Esta infección es causada por los huevos de la Taenia solium, un parásito muy común.
Al comer carne de cerdo mal cocida, una persona puede infectarse con Tenia, cuyos huevos se pueden transmitir de una persona a otra.
Estos huevos infectan, principalmente, el cerebro y los músculos.
Puede producir epilepsia, aumento de la presión al interior del cráneo y problemas neurológicos focales, como parálisis, movimientos involuntarios, debilidad muscular.
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