La depresión y la anemia podrían estar asociadas.
Si bien la depresión no es una causa directa de anemia -ni viceversa-, ambas condiciones pueden estar asociadas y, cada una de ellas, ser un factor de riesgo de la otra.
Los diferentes síntomas de anemia por falta de hierro pueden alterar la vida cotidiana, el estado de ánimo y afectar la autoestima.
Como resultado, las personas con anemia podrían ver afectada su salud mental y desarrollar algún tipo de depresión.
Asimismo, la depresión puede conducir a cambios en los hábitos alimentarios, los que podrían conducir a déficit de hierro.
No obstante, estos son escenarios probables y no se manifiestan necesariamente en todas las personas.
Por otro lado, la depresión y la anemia pueden compartir algunas manifestaciones, como los cambios de ánimo, las alteraciones en la vida cotidiana y los cambios en los hábitos alimentarios. Por lo tanto, sin un correcto diagnóstico, ambas condiciones podrían confundirse.
La depresión es un trastorno que debe ser diagnosticado y tratado por uno o más profesionales de salud.
De manera similar, la anemia debe ser diagnosticada por medio de exámenes médicos y tratada por un profesional médico especialista.
A grandes rasgos, el tratamiento de la anemia ferropénica consiste en una dieta balanceada que entregue la cantidad de hierro suficiente para revertir el déficit.
En los casos más severos, el médico puede indicar un suplemento de hierro que ayude a devolver los niveles saludables.
Asimismo, un suplemento de hierro hémico presenta mejor absorción y tolerancia en el tracto intestinal.
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Suplemento alimentario. Su uso no es recomendable para consumo por menores de 8 años, embarazadas y nodrizas, salvo indicación profesional competente y no reemplaza a una alimentación balanceada.
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